lunes, 29 de julio de 2013

Relatoría de Comunicación y cultura: Todo lo sólido se desvanece en el aire, La experiencia de la Modernidad/ Marshall Berman.

Desde el siglo XIX, aproximadamente los cambios históricos, científicos y tecnológicos se comienzan a producir con gran rapidez y el ritmo de vida se comienza a acelerar mucho más que en épocas anteriores en una medida que no tiene precedente, en este siglo la ciencia se divide en especializaciones lo que no permite una visión global de lo humano, y limita la capacidad y mentalidad del hombre moderno.
Marshall Berman en esta introducción plantea la modernidad en 3 fases, la primera comprende de Rousseau el cual percibe el mundo con una conciencia de fugacidad, de modo que se vive en una incertidumbre constante pues no hay nada solido que de seguridad, solo se vive el hoy; además de esto el paisaje moderno encuentra una serie de ambigüedades y contradicciones.

La segunda fase se transcribe a través de las voces de Marx y Nietzsche. El primero propone que la atmosfera moderna esta decostruyendo la sociedad, donde el ser está afrontando el devenir, la individualización del ser. Por otro lado Nietzsche cree en la relatividad de los valores, lo cual plantea la desunión enfocando de manera distinta a Marx lo que se considera una colectividad.

La tercera fase los espectros de la modernidad se contraponen, por un lado el movimiento futurista confía firmemente en que la maquinas conllevan al progreso de una sociedad atrasada, por el contrario Max Weber, afirma que el ser humano vive preso de todos estos avances convirtiéndose en un ser aislado y totalmente inútil, incapaz de configurar una realidad propia y dependiendo completamente de la tecnología y de quienes la manejan.
La modernidad se constituye como una experiencia vital, que conduce al individuo a adquirir conciencia del como ser y estar en el mundo, la modernidad nos construye nuevos mundos, imaginarios, y instituciones, logrando así que los hombres estén en una jaula, donde las características humanas como el espíritu y corazón  desaparezcan, de este modo la modernidad desvincula y rompe todas las barreras.

En este concepto podemos decir que la libertad se ve coma la desvinculación, y el no estar atado a las instituciones o a los compromisos de modo que las relaciones humanas se difuminan y se pierde el norte de la colectividad, esto se da por estar en busca de lo constantemente nuevo, de modo que el culto por lo nuevo se convierte en el norte principal.
Es importante resaltar que el hombre se separa de los demás por miedo a que los tropiezos en las relaciones pueden signar su vida, así la modernidad sigue construyendo nuevas estructuras cuya característica sea la maleabilidad para la apertura a un horizonte mundial, rompiendo las barreras de lo establecido.

El hombre moderno se aparta de lo común, nos quita costumbres y culturas, de modo que se crea un ser mas moldeable en relación con el tiempo y el espacio, han desaparecido las instituciones y vivimos en la incertidumbre, la privatización nos ha invadido hasta el punto de aislar nuestras mentes del ámbito público y seguir la rutina común que nos ha impuesto el medio en el que vivimos, somos seres gobernados, que sentimos tener libertad pero que no nos escapamos del sistema por miedo a ser expulsados de lo que consideramos sociedad.
EL individuo se limita a encontrarse perdido, y seguir las orientaciones de un líder, sin tomar en cuenta su propia identidad, pues teme a pensar de modo que nos hemos convertido en un títeres que funcionamos a merced de las apariencias, por esto el rol del ciudadano actual involucra el uso constante de mascaras, nunca nos quitamos la máscara simplemente la cambiamos por otra como si fuera un juego, sin obtener una identidad propia.

La búsqueda de identidad es  la ansiedad moderna, esa ansiedad que inquieta a las personas y los conlleva a esa constante búsqueda de la personalidad. Esta es la que ha generado que fenómenos como el narcicismo se presenten de manera común en la sociedad actual, el narcisismo, el individuo encuentra en el otro su reflejo, ve tantas similitudes en este otro que ve lo que él quiere para sí mismo.


Así el hombre moderno se configura bajo el amparo del constante cambio, abriendo su horizonte e independizándose de los vínculos y las instituciones solidas que dan respaldo, por lo tanto constantemente está cambiando de mascaras sin lograr establecerse y conocer su verdadera independencia.